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sábado, 29 de septiembre de 2012

Dos posibles Murillos, vendidos mientras se exponían en el Prado




A pocos días de cerrar la muestra de Murillo y Justino de Neve, las obras han pasado a una colección londinense

Dos posibles Murillos, vendidos mientras se exponían en el Museo del Prado
 
Dos de las obras que integran la exposición «Murillo y Justino de Neve» –que se puede ver aún esta semana en el Museo del Prado, antes de viajar a Sevilla– han desaparecido de los nobles muros de nuestro primer museo una semana para ser vendidas en Londres. El hecho debe tener una explicación para el comisario de la muestra y director adjunto del Prado, Gabriele Finaldi, que no ha podido ser contactado por ABC. No existe precedente.
Desde altas instancias de la pinacoteca afirman que se han seguido en todo momento indicaciones del Ministerio de Cultura y que desconocían que el cuadro tuviera un permiso de exportación. Pero el Prado debería saberlo puesto que forma parte de la Junta de Valoración, el órgano ministerial donde se dio el permiso de venta en el extranjero.
Hay muchas incógnitas que conviene despejar por el buen nombre del Prado. No es normal que un museo de tanta categoría exponga obras en venta. El mero hecho de exponerlas ejerce una presión al alza tan fuerte en el mercado del arte que todos –y sobre todo los responsables de la institución– la conocen y deben evitarla.
La obra en cuestión no está aún atribuida al pintor sevillano fuera de toda duda (es un óvalo pintado por ambas caras), pero se ha vendido a toda prisa por un precio desconocido. Las mismas fuentes del Prado dicen que Cultura les ofreció adquirirlo, pero declinaron. En el Ministerio no dan crédito al detalle, en plenos recortes.
La excelente exposición en la que participa, una de las principales organizada por el Prado este año, acogió estas piezas dudosas, aunque probables para Gabriele Finaldi y Manuela Mena, la conservadora jefe de Pintura Española y Goya. Por ello merece la pena revisar la historia de la pieza, puesto que la única bibliografía que Finaldi ofrece en el catálogo, que suscribe, es un texto de Mena. Puestos en orden, los hechos son como siguen:
La galería Caylus pidió permiso de exportación a la Junta de Valoración para esta pintura como «anónima de la escuela española del XVIII-XIX». La Junta autorizó la salida de la obra –valorada por Caylus en 30.000 euros– el 13 de septiembre de 2011.El permiso tenía una validez de un año. Aquel septiembre Caylus llevó la pieza a una feria en París.
Poco después, en marzo de 2012 aparecía un catálogo para una exposición de los dibujos de Murillo, patrocinado por la Fundación Botín, en cuyas salas se expusieron las obras maestras del sevillano entre el 30 de marzo y el 27 mayo. El catálogo corría a cargo de Manuela Mena y, a pesar de estar dedicada solo a dibujos, ella decidió incluir estos pequeños óleos: «Una obra singular relacionada con dibujos», decía. «Se exponen aquí excepcionalmente estas miniaturas para apreciar en directo lo que se pueden considerar como expresiones marginales del arte de Murillo, no por eso de menor interés», escribía Mena. Pero en el texto no hay afirmación categórica de que las «pequeñas laminitas redondas» que figuran en inventarios de «personajes relacionados con Murillo» sean del maestro.
Lo mismo ocurre el 26 de junio al exponerse las miniaturas en el Prado como parte de la gran muestra murillesca. Figuran en el catálogo con el número 16: «óleo sobre cobre, 58x48 mm. Madrid. Colección particular. Cortesía de la Galería Caylus». Finaldi habla en la ficha del catálogo de la probabilidad de que esta fuera una de las «obras devocionales que Justino de Neve tenía en su colección [...] No consta atribución». Y más adelante: «No podemos tener la seguridad de que la obra que aquí se expone sea el mismo San José [...] es razonable pensar que lo sea».

A toda prisa, en un avión

Lo que parece menos razonable es que el Prado desconociese que estaba en venta. Un anticuario londinense debió adquirir finalmente la obra este verano, a finales de julio. Pero la operación se ha cerrado a toda prisa la pasada semana. El día 11 de septiembre, a dos días de caducar el permiso del Ministerio de Cultura, se levantó el depósito de las miniaturas y el 12 salieron en un avión con destino a Londres. Volvieron el día 18 y se volvieron a exponer, pero los responsables del museo se vieron obligados a cambiar la cartela: «Londres. Colección particular».
No se sabe cuál ha sido el precio abonado por el particular, pero es relevante saber también que el Museo del Prado tiene un representante permanente en la Junta de Valoración del Ministerio. Además, Manuela Mena ya causó polémica en 2008 en relación con el mercado del arte. En la muestra que dedicó a «Goya en tiempos de guerra» expuso un retrato de Alois Wenzel von Kaunitz (catálogo 170) atribuido por la experta del Prado a Goya y que, cinco meses después, fue subastado en Nueva York por 2.210.500 dólares (aproximadamente 1.705.273 euros). Entonces el director, Miguel Zugaza, dijo a ABC que desconocían las intenciones del propietario.
 
 
 

Fuente: http://www.abc.es/

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