Habemus papam

 



Habemus papam

 Pero ¿Será éste el último papa del que habla San Malaquías en sus famosas profecías?

Ya me gustaría, aunque mucho me temo que al antiguo Santo irlandés se le cerró el grifo profético antes de tiempo.




El niño Malaquías nació en el Ulster en 1094, de ilustre familia católica y muy piadosa. Desde muy pronto dedicó su vida a la religión. Fue primero eremita, después fraile, sacerdote, y más tarde arzobispo; viajero incansable, peregrino a Roma, amigo de papas y de San Bernardo de Clairvaux. En Clairvaux se encontraba, en octubre de 1148, cuando cayó enfermo con una altísima fiebre, como se sentía bastante mal, mandó llamar a su amigo Bernardo para comunicarle lo siguiente: “Siento que mi fin está próximo. He pedido a Dios que me llame el día de los Fieles Difuntos para que así quede señalada la vanidad de mi vida terrestre”. La enfermedad siguió su curso y el dos de Noviembre, tal como había anunciado a S. Bernardo, fallece en brazos de su amigo.

Parece ser que Malaquías bajo inspiración profética fue enumerando las divisas de los papas que ocuparían el trono de S. Pedro desde Celestino II que subió al papado en 1143 hasta el, que según él, será el último en ocuparlo y cuya divisa reza así: Petrus Romanus.

Cada papa elige una divisa, un lema que en pocas palabras expresa un ideal o un estilo de vida, una especie de hoja de ruta de lo que será su pontificado.






Según la profecía del Santo, Benedicto XVI ocupa el penúltimo puesto de la lista y su divisa debería ser “De Gloria Olivae” o sea la gloria del olivo,  en la que todos los autores han visto una alusión directa a Israel, cuyo símbolo es el olivo, y a la paz porque después del diluvio Noé soltó una paloma que volvió trayendo en su pico una rama de olivo, signo de paz entre Dios y los hombres.







Entonces ¿Qué significado puede tener la caza de la paloma por parte de una voraz gaviota que pudimos presenciar en el cielo del Vaticano en el momento de la renuncia del papa de la gloria del olivo?











Es tradición que los papas tengan su propio escudo personal; muchos de ellos adoptaban el escudo de su familia, cuando la familia era noble, o creaban un escudo con elementos simbólicos. El del papa Ratzinguer luce una cabeza de moro coronada. Parece ser que en la tradición bávara la cabeza de moro aparece en los escudos con mucha frecuencia y se llama “caput ethiopicum”. También es curioso que antiguamente a los olivos silvestres se les llamaba “etiópicos”.

Y llegamos al último de la lista, “Petrus Romanus”, al que podemos poner nombre pues ya está instalado en el trono de Pedro.

Bien es verdad que el papa Francisco ha llegado con un poco de retraso. Según la cronología de Malaquías, apoyada por la de Nostradamus, el pontificado de Benedicto XVI se situaría entre 1987 y 1997, fecha en la que aparecería Pedro el Romano y la humanidad sufriría las últimas tribulaciones antes de la edad de oro y la paz universal.

En la última profecía aparece un comentario en latín dedicado  al último papa, cuya traducción dice así: En la última persecución de la Santa Iglesia Romana ocupará el trono Pedro el Romano que hará pacer a sus ovejas en medio de numerosas tribulaciones. Pasadas estas tribulaciones la ciudad de las siete colinas será destruida y el juez terrible juzgará al pueblo.



El papa Bergoglio ya ha elegido su escudo y su divisa. En el escudo, el símbolo de los jesuitas, una estrella símbolo de la Virgen María y una flor de nardo en recuerdo a S. José. Y una divisa que reza así: “Tener misericordia con todos, pero con discernimiento”.







Francisco no es Pedro y Buenos Aires no es Roma, pero ¿Será éste el último papa?





FUENTE: http://www.tarotarcano21.com/



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