Adiós al mito de la viuda
negra: ellos también las devoran
La araña viuda negra debe su nombre
a la creencia popular de que las hembras comen a sus pretendientes masculinos
después del apareamiento. Sin embargo, un nuevo estudio de la Universidad de
Masaryk en la República Checa ha demostrado que en algunas especies de arañas, son
los machos los más propensos a devorar a sus potenciales parejas,
especialmente si ellas ya no son unas jovencitas.
En la naturaleza, la selección femenina del
compañero aparece comúnmente como el factor principal que afecta al éxito del
apareamiento masculino. El canibalismo sexual es una forma de elección, de
forma que los machos de «baja calidad» tienen más probabilidades de ser
devorados. Sin embargo, no hay tantas evidencias de machos que tengan la
oportunidad de elegir. Este es el caso de la especie Micaria sociabilis, donde
el canibalismo inverso puede ser un tipo de elección de pareja por parte de los
machos.
Los investigadores recolectaron ejemplares de ambos
sexos de Micaria sociabilis durante un período de dos años y estudiaron su
comportamiento. Todas las arañas estaban bien alimentadas, por lo que el
canibalismo no podía ser una consecuencia del hambre. Los autores observaron lo
que ocurría cuando se apareaban arañas jóvenes de sexo masculino con féminas de
la misma generación o mayores.
Los investigadores descubrieron que el canibalismo
se produjo poco después de la primera toma de contacto y antes de que se
llevara a cabo cualquier acoplamiento. La práctica tenía mucho que ver con el
mes del año en el que se producía el encuentro. La mayoría de las incidencias
caníbales ocurrían en julio. Los varones de la generación de verano tienden a
ser más grandes que los machos de la generación de primavera y son más
caníbales. Esto sugería que la agresión masculina puede estar relacionada con
su tamaño.
Las
hembras de primavera
Además, los autores observaron que la mayor
frecuencia de canibalismo inverso ocurría cuando estos grandes machos jóvenes
de la generación de verano se reunían con hembras mayores de la generación
anterior de primavera. La elección estaba basada en la edad de la
hembra. El tamaño del cuerpo femenino, a pesar de que se considera un signo
de calidad, no afectó a las tasas de canibalismo. Los autores tampoco
observaron ninguna diferencia en la canibalización entre las hembras que se
habían apareado previamente o las que eran vírgenes.
Esta evidencia demuestra que en algunas especies y
en algunos casos, los machos toman una decisión muy clara sobre con quiénes
quieren a aparearse. Y si una no es elegida, el rechazo puede ser muy cruel.
FUENTE: http://www.abc.es/
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