El
Corpus que inspiró a Zurbarán
Detalles de algunos de
los lienzos de la exposición 'Santas de Zurbarán'.
El
Corpus era la fiesta barroca, el gran teatro, el desfile fastuoso y sensorial
de vistosos colores, la puesta en escena de la devoción moderna, el espectáculo
persuasivo. Era teatro, religión, poesía, arte, música y danza. El
arte total como una ópera mística que tenía lugar en la calle para atrapar al
espectador-creyente en una hermosa sugestión colectiva.
La
exposición Santas de Zurbarán. Devoción y persuasión, que se puede
ver en el Espacio Santa Clara hasta el 20 de julio, propone un viaje en
el tiempo a la Sevilla de la Contrarreforma, pero precisamente la
festividad del Corpus Christi el próximo jueves se convierte en un momento
privilegiado para recordar la relación de las santas zurbaranescas con
la popular fiesta sagrada.
La
muestra comisariada por Benito Navarrete, director de Infraestructuras
Culturales y Patrimonio, desvela una curiosa historia de influencias e
inspiraciones. Por un lado, la que tuvo Zurbarán con las representaciones
teatrales del Corpus y, al mismo tiempo, cómo marcó la estética de su
tiempo en modas y atrezzo de comedias de santos la particular
iconografía de las vírgenes mártires.
Se
trata de una historia de influencias mutuas que dan como resultado el aire de
una época. Podemos asomarnos al siglo XVII al mirar cualquier lienzo del pintor
porque las santas visten con el traje doméstico que también usaban las
damas de la corte en sus aposentos privados como recordaba el dramaturgo
Agustín de Moreno en El desdén por el desdén: "En aquel traje
doméstico es un hechizo ¡Qué bravas estás las damas en guardapiés y
justillos".
Además, en
el XVII en el teatro se vestía con la moda de la época. Y así se podía
comprobar en los carros de representaciones teatrales que tenían lugar tras la
procesión del Corpus como explicaba el erudito Sánchez Arjona en sus Anales
del teatro en Sevilla. Se popularizó en la época la llamada comedia de
santos. Por ejemplo, con Santa Margarita, comedia sacra de Ximénez
de Enciso, que narraba el martirio de Santa Margarita de Antioquía, hija de
Teodosio. La actriz vistió igual que la mártir pintada unos años antes
por Zurbarán y, al mismo tiempo, el pintor se inspiró en un traje de
pastora que vio en la procesión del Corpus.
Autos
sacramentales
Benito
Navarrete, en el catálogo científico publicado con motivo de la muestra,
asegura que los autos sacramentales, el teatro sagrado y las comedias de santos
eran "manifestaciones escénicas que canalizaban la devoción popular y
ponían de manifiesto escenas dramáticas que mezclaban lo humano y lo divino
como en las vidas de Santa Orosia o Santa Casilda, doncellas cristianas
enfrentadas a los musulmanes en las comedias de Tirso de Molina".
La investigadora María
Luisa Caturla ya señaló la posible "influencia de las máscaras"
constituidas en desfiles de patriarcas, reyes y ‘hombres insignes’ o
personificaciones alegóricas. Los personajes iban vestidos "de rasos y
tafetanes gironados de plumas, joyeles y estrafalarios tocados". Así, algunas
de las danzas que se escenificaban en el Corpus evocaban los atuendos de las
santas. Ocurre en la danza de Las gitanas de
Ambrosio de Aguilar en la que la indumentaria de las mujeres se describe así:
"Con trece personas, con tañedor, sayas de tafetán guarnecidas con
pasamanos de plata, y mantos grandes de tafetán de cuatro varas, con argentería
y mangas labradas de colores, con rodelas en las cabezas, con rosas y flores y
cintas de resplandor", explica Navarrete.
No
hay más que observar los lienzos de fiestas sagradas como el Corpus o la
festividad de la Virgen de los Reyes en las gradas de la Catedral para
confirmar otra relación zurbaranesca: la puesta en escena de esta
devoción en serie, ese particular desfile de mártires que caminan como en
una procesión. Un cortejo en movimiento que se ha seguido precisamente en la
museografía de la exposición que se puede ver en Santa Clara y que recuerda el
anónimo zurbaranesco de la procesión de santas y ángeles en el interior de la
Iglesia de Santa Clara de Carmona.
"Sus
obras son concebidas como integrantes de estas representaciones. Y éstas, a su
vez, aportaban al artista elementos de indumentaria, personajes y atrezzo, que
deben ser entendidas como piezas de una misma realidad que servirían para interpretar
el hecho religioso desde una óptica teatralizada", asegura Benito
Navarrete.
El
Corpus y hoy sigue ocurriendo, aunque poco quede ya de la fabulosa fiesta de la
Contrarreforma– es un espectáculo teatral. Estaba la cuidada y medida
escenografía para llevar a la devoción por medio del efecto estético y
artístico, las colgaduras teatrales en los retablos y los lienzos de santas
vírgenes, eremitas, santos mártires y ángeles zurbaranescos que se convertían
en atrezzo de la fiesta barroca. "Es muy probable que los lienzos que se
usaron para decorar esta festividad fueran realizados por los discípulos de
Zurbarán", apunta el comisario.
Comercio
de telas y tejidos
La
historiadora Amelia Descalzo, que investiga la moda barroca en las santas de
Zurbarán, recuerda la importancia de los vestidos en la biografía del artista,
relacionado con el comercio de telas y tejidos porque su padre había
regentado una mercería en Fuente de Cantos.
"La
espectacularidad que alcanzan algunos de los vestidos de las santas,
principalmente por la personal interpretación de las prendas y la riqueza
matérica de los tejidos, así como la fantasiosa disposición de los mantos y
joyas, no pudieron pasar inadvertidos a los sastres que confeccionaban
vestuario teatral, convirtiéndose así en una atractiva fuente de
inspiración", aclara.
Esta
relación entre pintura y teatro dentro del discurso religioso del Corpus y los
autos sacramentales se comprueba al analizar algunos de los lienzos. Por
ejemplo, con Santa Margarita, de la National Gallery, o la Santa
Marina, del Thyssen de Málaga. En ambos lienzos se sigue la afición
cortesana por los temas pastoriles que habían triunfado también en el teatro a
principios del siglo XVII. Santa Margarita muestra una pellica de piel de
cordero, que era la prenda típica de los pastores, bajo la cual lleva un
sayuelo. Asoma también una blusa blanca con cuello escarolado y pies calzados
con chinela, sombrero de paja y alforjas de lana con cenefas de rayas.
Otra
iconografía de recuerdos teatrales es la que muestra la Santa Matilda del
Bellas Artes de Sevilla con un jubón que expresa la condición heroica de la
santa con un tejido labrado en oro y composición barroca pero con motivos
renacentistas de origen florentino. Sin embargo, el elemento que confiere
antigüedad son las almenas que decoran el perímetro de los faldones. "Tiene
gran parecido con el sayo a la antigua que llevaron los héroes en la relación
de la máscara-sarao que tuvo lugar en Valladolid en 1605 para celebrar el
nacimiento de Felipe IV".
Fuente:
http://www.elmundo.es/
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