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lunes, 27 de mayo de 2013

El Corpus que inspiró a Zurbarán

El Corpus que inspiró a Zurbarán

Detalles de algunos de los lienzos de la exposición 'Santas de Zurbarán'.
Detalles de algunos de los lienzos de la exposición 'Santas de Zurbarán'.

El Corpus era la fiesta barroca, el gran teatro, el desfile fastuoso y sensorial de vistosos colores, la puesta en escena de la devoción moderna, el espectáculo persuasivo. Era teatro, religión, poesía, arte, música y danza. El arte total como una ópera mística que tenía lugar en la calle para atrapar al espectador-creyente en una hermosa sugestión colectiva.

La exposición Santas de Zurbarán. Devoción y persuasión, que se puede ver en el Espacio Santa Clara hasta el 20 de julio, propone un viaje en el tiempo a la Sevilla de la Contrarreforma, pero precisamente la festividad del Corpus Christi el próximo jueves se convierte en un momento privilegiado para recordar la relación de las santas zurbaranescas con la popular fiesta sagrada.

La muestra comisariada por Benito Navarrete, director de Infraestructuras Culturales y Patrimonio, desvela una curiosa historia de influencias e inspiraciones. Por un lado, la que tuvo Zurbarán con las representaciones teatrales del Corpus y, al mismo tiempo, cómo marcó la estética de su tiempo en modas y atrezzo de comedias de santos la particular iconografía de las vírgenes mártires.

Se trata de una historia de influencias mutuas que dan como resultado el aire de una época. Podemos asomarnos al siglo XVII al mirar cualquier lienzo del pintor porque las santas visten con el traje doméstico que también usaban las damas de la corte en sus aposentos privados como recordaba el dramaturgo Agustín de Moreno en El desdén por el desdén: "En aquel traje doméstico es un hechizo ¡Qué bravas estás las damas en guardapiés y justillos".

Además, en el XVII en el teatro se vestía con la moda de la época. Y así se podía comprobar en los carros de representaciones teatrales que tenían lugar tras la procesión del Corpus como explicaba el erudito Sánchez Arjona en sus Anales del teatro en Sevilla. Se popularizó en la época la llamada comedia de santos. Por ejemplo, con Santa Margarita, comedia sacra de Ximénez de Enciso, que narraba el martirio de Santa Margarita de Antioquía, hija de Teodosio. La actriz vistió igual que la mártir pintada unos años antes por Zurbarán y, al mismo tiempo, el pintor se inspiró en un traje de pastora que vio en la procesión del Corpus.

Autos sacramentales

Benito Navarrete, en el catálogo científico publicado con motivo de la muestra, asegura que los autos sacramentales, el teatro sagrado y las comedias de santos eran "manifestaciones escénicas que canalizaban la devoción popular y ponían de manifiesto escenas dramáticas que mezclaban lo humano y lo divino como en las vidas de Santa Orosia o Santa Casilda, doncellas cristianas enfrentadas a los musulmanes en las comedias de Tirso de Molina".

La investigadora María Luisa Caturla ya señaló la posible "influencia de las máscaras" constituidas en desfiles de patriarcas, reyes y ‘hombres insignes’ o personificaciones alegóricas. Los personajes iban vestidos "de rasos y tafetanes gironados de plumas, joyeles y estrafalarios tocados". Así, algunas de las danzas que se escenificaban en el Corpus evocaban los atuendos de las santas. Ocurre en la danza de Las gitanas de Ambrosio de Aguilar en la que la indumentaria de las mujeres se describe así: "Con trece personas, con tañedor, sayas de tafetán guarnecidas con pasamanos de plata, y mantos grandes de tafetán de cuatro varas, con argentería y mangas labradas de colores, con rodelas en las cabezas, con rosas y flores y cintas de resplandor", explica Navarrete.

No hay más que observar los lienzos de fiestas sagradas como el Corpus o la festividad de la Virgen de los Reyes en las gradas de la Catedral para confirmar otra relación zurbaranesca: la puesta en escena de esta devoción en serie, ese particular desfile de mártires que caminan como en una procesión. Un cortejo en movimiento que se ha seguido precisamente en la museografía de la exposición que se puede ver en Santa Clara y que recuerda el anónimo zurbaranesco de la procesión de santas y ángeles en el interior de la Iglesia de Santa Clara de Carmona.

"Sus obras son concebidas como integrantes de estas representaciones. Y éstas, a su vez, aportaban al artista elementos de indumentaria, personajes y atrezzo, que deben ser entendidas como piezas de una misma realidad que servirían para interpretar el hecho religioso desde una óptica teatralizada", asegura Benito Navarrete.

El Corpus y hoy sigue ocurriendo, aunque poco quede ya de la fabulosa fiesta de la Contrarreforma– es un espectáculo teatral. Estaba la cuidada y medida escenografía para llevar a la devoción por medio del efecto estético y artístico, las colgaduras teatrales en los retablos y los lienzos de santas vírgenes, eremitas, santos mártires y ángeles zurbaranescos que se convertían en atrezzo de la fiesta barroca. "Es muy probable que los lienzos que se usaron para decorar esta festividad fueran realizados por los discípulos de Zurbarán", apunta el comisario.

Comercio de telas y tejidos

La historiadora Amelia Descalzo, que investiga la moda barroca en las santas de Zurbarán, recuerda la importancia de los vestidos en la biografía del artista, relacionado con el comercio de telas y tejidos porque su padre había regentado una mercería en Fuente de Cantos.

"La espectacularidad que alcanzan algunos de los vestidos de las santas, principalmente por la personal interpretación de las prendas y la riqueza matérica de los tejidos, así como la fantasiosa disposición de los mantos y joyas, no pudieron pasar inadvertidos a los sastres que confeccionaban vestuario teatral, convirtiéndose así en una atractiva fuente de inspiración", aclara.

Esta relación entre pintura y teatro dentro del discurso religioso del Corpus y los autos sacramentales se comprueba al analizar algunos de los lienzos. Por ejemplo, con Santa Margarita, de la National Gallery, o la Santa Marina, del Thyssen de Málaga. En ambos lienzos se sigue la afición cortesana por los temas pastoriles que habían triunfado también en el teatro a principios del siglo XVII. Santa Margarita muestra una pellica de piel de cordero, que era la prenda típica de los pastores, bajo la cual lleva un sayuelo. Asoma también una blusa blanca con cuello escarolado y pies calzados con chinela, sombrero de paja y alforjas de lana con cenefas de rayas.

Otra iconografía de recuerdos teatrales es la que muestra la Santa Matilda del Bellas Artes de Sevilla con un jubón que expresa la condición heroica de la santa con un tejido labrado en oro y composición barroca pero con motivos renacentistas de origen florentino. Sin embargo, el elemento que confiere antigüedad son las almenas que decoran el perímetro de los faldones. "Tiene gran parecido con el sayo a la antigua que llevaron los héroes en la relación de la máscara-sarao que tuvo lugar en Valladolid en 1605 para celebrar el nacimiento de Felipe IV".

Fuente: http://www.elmundo.es/

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