El hereje que adivinó otros
mundos
Giordano
Bruno
El 17 de febrero de 1600, moría en la hoguera un
hombre y su idea. Giordano Bruno, astrónomo, entre otras menciones de
relevancia. Su pecado, castigado y perseguido hasta la saciedad por la
Inquisición por hereje y blasfemo, fue el de pensar que el Sol era una
estrella más. Aún peor, pensaba que existían múltiples mundos, es
decir, que las estrellas que ven en el cielo poseían planetas a su alrededor, habitados
por seres inteligentes.
Éste fue solo uno de los ocho puntos importantes en
el “proceso judicial” que lo llevaría a entrar en prisión durante 8 años y al
final, ser quemado. El resto de los fundamentos del proceso contra él se
basaban en la pérdida de fe religiosa de Giordano. Su muerte y el temor de
otras personas a pensar lo mismo nos llevó a un retraso considerable en
la revolución científica que perduró durante cientos de años.
En 1855 se examinó una estrella denominada 70 Ophiuchi. Algo tiraba de aquella estrella, algo
invisible que con su fuerza de gravedad alteraba su movimiento y se pensó que
podría ser un planeta. Eran las primeras investigaciones para localizar
planetas fuera del Sistema Solar (exoplanetas) aunque fue un error, ya que 70
Ophiuchi es en realidad una estrella binaria (doble), cuyos componentes son
estrellas enanas naranjas a 16 años luz de distancia.
Hasta
1992 no se confirmaría la teoría de Giordano Bruno, cuando se
detectaron dos objetos con masa planetaria alrededor de un púlsar. Los púlsares
son el resultado de las explosiones de las estrellas mucho más masivas que el
Sol. Un púlsar es el núcleo al descubierto de esas estrellas. Giran a
velocidades de vértigo, en ocasiones varios cientos de veces por segundo.
Un púlsar es un objeto muy pequeño, es una estrella
reducida al tamaño de una ciudad, unos 10 km de diámetro, pero su densidad es
tal que un centímetro cúbico de la estrella pesa como una gran montaña. Además,
como su nombre indica, emiten pulsaciones de radiación electromagnética; son
como faros del Universo. De hecho, la posición de la Tierra se gravó en placas
que llevan algunas naves que algún día saldrán del Sistema Solar (Pioneer 10 y
11) y se hizo con respecto a 15 púlsares. Cualquier civilización inteligente y
no tanta, podría localizarnos. En este aspecto muchos científicos piensan que
estamos vendidos.
Estas naves que navegan desde los años 70 por el
espacio, aparte de las investigaciones que hicieron de los planetas gigantes
del Sistema Solar, sirvieron como representación del interés del hombre por
otras civilizaciones de otros mundos, pues desde tiempos de Giordano Bruno se
ha creído en la pluralidad de los mundos y en otros seres de otros planetas. El
problema es que Giordano no tenía medios para demostrarlo, pero ahora sí los
tenemos. Giordano estaba atrapado en su época, nadie podía defender sus ideas
porque no había medios, hoy día comenzamos a entender sus principios, 400 años
después.
Buscando
extraterrestres
Hemos pasado de tener pudor a decir que los
extraterrestres pueden existir, ya que nos podrían tomarlos por locos, a gastar
miles de millones de euros en todo el mundo para intentar localizar planetas en
otras estrellas porque estos deben existir por billones en nuestra Galaxia,
según las referencias de los descubrimientos de los últimos 20 años.
Uno de estos costosos artilugios es el telescopio
espacial Kepler de la NASA, que ya ha encontrado varios miles de planetas desde
hace cuatro años y entre ellos varios cientos semejantes en tamaño al nuestro.
Es tal la potencia del telescopio que puede detectar lunas grandes en esos
planetas. Este telescopio tiene por misión observar 150.000 estrellas de una
forma curiosa. Se trata de “aguantar la mirada” hacia una estrella determinada
y ver si su luz mengua en algún instante. Si ello ocurre, es muy probable que
alguno de sus planetas pasara por delante de la estrella e hiciera que la luz
del astro se atenuara mínimamente. Con ello podemos saber el tamaño, masa,
composición de la atmósfera si la tuviera, distancia a su estrella y
posibilidad de vida.
Planetas
candidatos
Ya tenemos planetas candidatos a albergar vida,
tienen el tamaño de la Tierra, atmósfera y se localizan a una distancia de su
estrella que hace que la temperatura sea la adecuada para que el agua, de
existir, corra por su superficie. Como no hemos encontrado vida en ningún otro
planeta que no sea la Tierra, seguimos pensando que para que exista, debe haber
agua. No hay otra prueba más que la de nosotros, en todos los sentidos una
referencia vaga, pero no hay otra cosa. Tal vez la vida en otros planetas ni tan
siquiera se base en el carbono o compuestos de hidrocarburos en agua.
En Júpiter el agua está congelada, sin embargo el
amoniaco está en estado líquido y abunda. ¿Podríamos concebir una vida basada
en el amoniaco? Se están realizando investigaciones sobre si es posible la
vida, no empleando carbono, sino silicio combinado con oxígeno. Tal vez debamos
entender que nuestra vida es única y que en otros planetas la vida se ha
desarrollado a base de otros compuestos. En realidad aún nos preguntamos qué es
la vida. La astrobiología sostiene que la vida es una consecuencia de la propia
evolución del Universo. Si este paradigma es el correcto, el Universo debe
hervir de vida. Es poco probable que nosotros hayamos sido los primeros en
“eclosionar”.
El Universo es homogéneo e isótropo, todo es igual,
está compuesto de lo mismo, esencialmente de hidrógeno y helio, material de las
estrellas y sabemos que de las estrellas surgen los planetas, diferentes claro,
pero la abundancia es tal en el Universo que en muchos lugares se deben dar las
mismas características que en la Tierra. Otro dato relevante es la antigüedad
del Universo, de unos 13.800 millones de años. La Tierra tiene 4.600 millones
de años y la vida surgió hace unos 3.500 millones de años. Desde que se comenzó
a formar la Tierra hasta que apareció la vida pasaron unos 1.000 millones de
años.
El
nacimiento de las estrellas
Nuestro Sistema Solar “solo” tiene de 4.600 a 5.000
millones de años. Si las primeras estrellas y sus planetas se formaron hace
11.000 millones de años y la vida es una consecuencia de la evolución del
Universo, cuánta vida debe haber en el Universo que surgiera antes que la
nuestra, ya que por nuestra experiencia, sabemos que la vida en un planeta
(como en la Tierra) aparece al cabo de 1.000 millones de años desde la
formación de dicho planeta. Pasaron 7.000 millones de años desde que apareció
la primera estrella hasta que surgiera la vida en la Tierra.
Seguimos
solos
El 28 de agosto de 1883, John Joseph Montgomery fue
la primera persona que consiguió volar en un aparato más pesado que el aire; en
1957 se lanzaba el primer satélite artificial al espacio, el Sputnik 1. En sólo
74 años hemos llegado al espacio, hemos mandado naves a explorar otros planetas
y otras están a punto de salir del Sistema Solar, aunque éstas no pasarán por
alguna estrella hasta dentro de 40.000 años. Qué tecnología podría tener una
civilización inteligente que haya permanecido en el Universo como tal durante
1.000 años y durante 1.000 millones de años o tal vez 6.000 millones de años, que
puede ser el máximo de tiempo de vida de una civilización desde que se crearon
las primeras estrellas hasta que tal vez y tras este acontecimiento surgiera la
vida después de mil millones de años.
Si diéramos por hecho que existen otras
civilizaciones en otros mundos, tendríamos dos problemas insalvables: la
comunicación y la distancia. Por lo tanto y aun pensando que hubiera vida,
seguimos solos en el Universo y todavía no hemos podido resolver la
brillante idea de Giordano Bruno.
FUENTE: http://www.abc.es/
GRACIAS POR COLABORAR CON EL BLOG Tweets por @ELCAJONDENURIA
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