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jueves, 9 de mayo de 2013

El primer átomo con forma de pera


El primer átomo con forma de pera

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Representación del núcleo del átomo

Hasta ayer, los físicos se imaginaban las partículas que componen la materia —los núcleos del interior del átomo—, como pequeñas canicas o bolas esféricas. Sin embargo, en el año 1982, un grupo de teóricos especuló con la posibilidad de que éstos pudieran tener una forma asimétrica con aspecto de pera, de plátano e incluso de pirámide. Treinta años después, en los laboratorios del CERN en Ginebra, ha sido observado por primera vez un núcleo con el aspecto de un huevo, tal y como sale publicado en el último número de la prestigiosa revista «Nature».

En el centro de todo átomo se encuentra una densa y muy cargada región que contiene el 99,999% de toda su masa. Este núcleo, descubierto por sorpresa hace poco más de un siglo por Ernest Rutherford, al bombardear una fina lámina de mica con partículas radiactivas cargadas eléctricamente y comprobar que algunas —muy pocas— rebotaban, pudo establecer unas dimensiones para éste 10.000 veces menor que las del átomo. Cien años después, utilizando el mismo procedimiento, esta vez con ayuda del acelerador de partículas del CERN para lanzar núcleos de Radón y Radio contra finas láminas metálicas, se han podido observar otras formas nucleares más exóticas que las esféricas o en forma de balón de rugby conocidas hasta hoy.

Tirarle «pelotas»

«Una forma de averiguar algo desconocido es tirarle 'pelotas'. Si salen rebotadas al chocar, es señal de que su estructura es sólida. De lo contrario podría tratarse de humo», comenta Luis Robledo, profesor de Física Teórica en la Universidad Autónoma de Madrid y único español que participa en este proyecto internacional de Física Nuclear. Del mismo modo en que funciona nuestra visión para percibir los objetos de nuestro entorno, gracias a la luz que proviene de su superficie, así «los fotones emitidos por el Sol o el alumbrado artificial, se reflejan en la región superficial de los elementos que nos rodean y son detectados por los ojos», gracias a lo cual conocemos cómo y cuáles son sus propiedades en cuanto a colores, textura, forma y tamaño.

Lo que en los años ochenta se inició como mera especulación, poco a poco ha ido ganando partidarios hasta llegar a la reciente comprobación experimental. Aún se desconocen posibles aplicaciones prácticas de las emisiones electromagnéticas que se originan o si tendrá consecuencias en nuestra compresión de los orígenes del Universo, teniendo en cuenta las altas energías con las que se obtienen estas singulares disposiciones nucleares. En cambio, en opinión de Robledo «sí abre las puertas a atribuir un momento dipolar eléctrico distinto de cero para algunas partículas elementales hasta ahora desconocido». De ahí que en la actualidad éstos se consideren nulos.

En cualquier caso, el grupo de investigadores prevé continuar sus investigaciones con otros elementos como el Uranio o el Torio en busca de núcleos en forma de huevo. Queda para más adelante el descubrimiento de los más extraños, tipo plátano o pirámide, que predicen los teóricos.

De pequeños, medio en broma medio en serio, nos hacían aquella pregunta envenenada sobre los orígenes de la vida, enfrentados el reto de saber qué fue primero, el huevo o la gallina. Ya somos mayores y aún no lo sabemos, pero los indicios parecen apuntar hacia un núcleo en forma de huevo.

FUENTE: http://www.abc.es/

GRACIAS POR COLABORAR CON EL BLOG Tweets por @ELCAJONDENURIA



























































































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