El primer átomo con forma de
pera
Representación
del núcleo del átomo
Hasta ayer, los físicos se imaginaban las partículas
que componen la materia —los núcleos del interior del átomo—, como pequeñas
canicas o bolas esféricas. Sin embargo, en el año 1982, un grupo de teóricos
especuló con la posibilidad de que éstos pudieran tener una forma asimétrica
con aspecto de pera, de plátano e incluso de pirámide. Treinta
años después, en los laboratorios del CERN en Ginebra, ha sido observado por
primera vez un núcleo con el aspecto de un huevo, tal y como sale
publicado en el último número de la prestigiosa revista «Nature».
En el centro de todo átomo se encuentra una densa y
muy cargada región que contiene el 99,999% de toda su masa. Este núcleo, descubierto
por sorpresa hace poco más de un siglo por Ernest Rutherford, al
bombardear una fina lámina de mica con partículas radiactivas cargadas
eléctricamente y comprobar que algunas —muy pocas— rebotaban, pudo establecer
unas dimensiones para éste 10.000 veces menor que las del átomo. Cien años después,
utilizando el mismo procedimiento, esta vez con ayuda del acelerador de
partículas del CERN para lanzar núcleos de Radón y Radio contra finas láminas
metálicas, se han podido observar otras formas nucleares más exóticas que las
esféricas o en forma de balón de rugby conocidas hasta hoy.
Tirarle
«pelotas»
«Una forma de averiguar algo desconocido es tirarle
'pelotas'. Si salen rebotadas al chocar, es señal de que su estructura es
sólida. De lo contrario podría tratarse de humo», comenta Luis Robledo, profesor
de Física Teórica en la Universidad Autónoma de Madrid y único español
que participa en este proyecto internacional de Física Nuclear. Del
mismo modo en que funciona nuestra visión para percibir los objetos de nuestro
entorno, gracias a la luz que proviene de su superficie, así «los fotones
emitidos por el Sol o el alumbrado artificial, se reflejan en la región
superficial de los elementos que nos rodean y son detectados por los ojos»,
gracias a lo cual conocemos cómo y cuáles son sus propiedades en cuanto a
colores, textura, forma y tamaño.
Lo
que en los años ochenta se inició como mera especulación, poco a
poco ha ido ganando partidarios hasta llegar a la reciente comprobación
experimental. Aún se desconocen posibles aplicaciones prácticas de las
emisiones electromagnéticas que se originan o si tendrá consecuencias en
nuestra compresión de los orígenes del Universo, teniendo en cuenta las altas
energías con las que se obtienen estas singulares disposiciones nucleares. En
cambio, en opinión de Robledo «sí abre las puertas a atribuir un momento
dipolar eléctrico distinto de cero para algunas partículas elementales hasta
ahora desconocido». De ahí que en la actualidad éstos se consideren nulos.
En cualquier caso, el grupo de investigadores prevé
continuar sus investigaciones con otros elementos como el Uranio o el Torio en
busca de núcleos en forma de huevo. Queda para más adelante el descubrimiento
de los más extraños, tipo plátano o pirámide, que predicen los
teóricos.
De pequeños, medio en broma medio en serio, nos
hacían aquella pregunta envenenada sobre los orígenes de la vida, enfrentados
el reto de saber qué fue primero, el huevo o la gallina. Ya somos mayores y aún
no lo sabemos, pero los indicios parecen apuntar hacia un núcleo en forma de
huevo.
FUENTE: http://www.abc.es/
GRACIAS POR COLABORAR CON EL BLOG Tweets por @ELCAJONDENURIA
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