Descubren
la molécula que desencadena la molesta sensación de picor
¿Quién
no ha experimentado alguna vez esa molesta sensación de picor en un punto
inaccesible? Buscar la forma de aliviarlo frotando la piel se convierte en una
prioridad. Para muchas personas que padecen psoriasis o eccema, él se hace
crónico y causa mucha desazón.
Sin
embargo, la erradicación de esta molesta sensación puede estar más cerca, según
una investigación de los Institutos Nacionales de la Salud estadounidenses
publicada en el último número de la revista Science. Una pequeña molécula
denominada polipéptido natriurético cerebral b (Nppb, por sus siglas en inglés)
es la que desencadena la necesidad imperiosa de rascarse, al menos en ratones.
Liberada en la médula espinal, dispara el proceso que se experimenta más tarde
en el cerebro como la sensación de picor. Y al eliminarla, la compulsiva
necesidad de rascarse desaparece.
“Hemos
identificado en el ratón las neuronas iniciadoras del prurito y averiguado los
tres primeros pasos en el camino hacia el cerebro. Ahora queda encontrar
circuitos similar en las personas e identificar moléculas que pueden orientarse
para mitigar el picor crónico sin causar efectos secundarios no deseados. Por
lo tanto, esto es un comienzo, no un final. "
A
pesar del avance, los investigadores son cautos a la hora de sugerir posibles
aplicaciones terapéuticas porque esta molécula iniciadora de tan desagradable
sensación, el Nppb, también está presente en el corazón, los riñones y otras
partes del cuerpo, así que intentar controlarla en la columna vertebral tiene
el potencial de causar efectos secundarios no deseados.
Sin
embargo, puesto que los sistemas nerviosos de los ratones y los seres humanos
son similares, los científicos esperan que un circuito comparable para el
prurito probablemente esté presente también en las personas. Si es así, esta
molécula interruptor puede ser un blanco contra el que dirigir fármacos que
logren apagar esa sensación continua que aqueja a millones de personas con
prurito crónico.
El
trabajo, publicado en la revista Science, también ayuda a resolver una antigua
duda en neurociencia: "Nuestro trabajo demuestra que el picor, que se
consideraba una forma de dolor de baja intensidad, es en realidad una sensación
distinta, con su propio cableado en el sistema nervioso y un neurotransmisor
propio que conduce la desde los receptores cutáneos hasta el cerebro,"
explica Mark Hoon, pH.d., autor principal del trabajo, del Instituto Nacional
de Dental e investigación craneofacial, dependiente de los institutos
nacionales de salud.
Para
esta investigación se han utilizado ratones genéticamente modificados a los que
les falta este neuropéptido A diferencia de los ratones salvajes, los que
carecían de Nppb no mostraron reacción a ninguna sustancia química ni ninguna
de las acciones que en el otro grupo provocaron el reflejo de rascarse, un
indicador de que existe picor. A continuación, los investigadores inyectaron la
molécula en los ratones modificados y estos empezaron a rascarse.
Según
la investigación, cuando un estímulo causante de picor estimula los receptores
de la piel, se libera Nppb en una zona de la médula espinal denominada asta
dorsal, donde también confluyen las sensaciones de dolor, calor o frío. La
liberación de esta molécula específica permite diferenciar entre esas sensaciones
transmite el mensaje específico hasta el cerebro, donde es interpretado como
picor. Este trabajo también explica por qué los antihistamínicos no son todo lo
efectivos que cabría esperar en el tratamiento del prurito.
Fuente:
http://www.abc.es/
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