Quinoa, el alimento de los
incas
La quinoa o quinua, es una planta andina,
perteneciente a la familia de las quenopodiáceas (como las espinacas, acelgas o
remolacha). Su cultivo, en Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Argentina y Chile,
presenta una alta adaptación a diferentes condiciones climáticas, suelos,
culturas y necesidades alimentarias, creciendo desde el nivel del mar, en Perú,
hasta los 4.000 metros de altitud en los Andes. No hay muchas referencias que asocien
esta planta con ritos religiosos, aunque se data su domesticación entre 3000 y
5000 a.c, en Perú y Chile. A la llegada de los españoles a Sudamérica, la
quinua se cultivaba en todo el imperio inca, siendo Pedro de Valdivia el
primero en dejar constancia de su cultivo en los alrededores de Concepción. Más
tarde Garcilaso de la Vega, en sus comentarios reales describe la quinoa como
«segundo grano más cultivado en la Tierra, parecido al mijo o arroz pequeño».
Estamos, por tanto, ante un alimento muy conocido y extendido en Latinoamérica
y que la profusión de emigrantes de estos países en España y, por consiguiente,
el acercamiento de sus costumbre culinarias y la aparición de
restaurantes de estos países en nuestra ciudades, ha hecho de la quinoa un ingrediente
más común en nuestras mesas y que por sus cualidades nutricionales debemos
tener en cuenta y asimilarlo a nuestra dieta, más allá de una moda
pasajera. Además, otro motivo para dedicar estas líneas a este alimento es que
la FAO celebra en 2013
el Año Internacional de la Quinua.
No
es un cereal
Aunque lo parezca la quinoa no es un cereal, con el
cual también comparte algunas características como ser un alimento muy
completo, de fácil asimilación y digestión, rico en fibra, como los cereales
integrales, pero no tiene gluten, lo que le hace apto para el régimen
especial de celiacos. Su sabor natural se puede asociar al del arroz
integral.
Por sus propiedades y grandes valores nutricionales,
la quinoa fue utilizada en principio como medicamento, especialmente por su
alto contenido en proteínas. Algunas variedades llegan a concentrar hasta un 23
por ciento de proteína, más que el trigo o el maíz. Además su proteína está
considerada como de alto valor biológico, lo que hace de su consumo muy
apropiado para las personas que siguen una alimentación estrictamente
vegetariana o de escaso consumo de proteínas de origen animal.
Muy importante, y base de su consideración de
producto de uso medicinal, es su alto contenido en aminoácidos como la lisina,
básico en el desarrollo cerebral, como de arginina e histidina, que en otras
ocasiones hemos comentado su importancia en los procesos de crecimiento
infantil. También son altos los contenidos en metionina y cistina.
La cistina actúa en el metabolismo de la piel y pelo.
Cómo
prepararla
La quinoa la podemos encontrar, en la forma más
elemental, en grano, o bien triturada o en harina, y en los puntos de venta de
preparados para dietas vegetarianas como hamburguesas. Si partimos de las forma
de granos, para su preparación es necesario lavarla bajo un abundante chorro de
agua fría, pero no dejarla en remojo, para que en este proceso eliminar la
saponina que se encuentra en su superficie, un compuesto tóxico para nuestro
organismo, además de dar un sabor amargo. A continuación hay que realizar dos
fases de hervido, una primera cocción en abundante agua y sin sal. Tras unos
minutos escurrimos los granos y los ponemos de nuevo en agua hirviendo,
aproximadamente unos 15 minutos, hasta que veamos que los granos revientan,
doblan su volumen y liberan su germen blanco. Entonces, retiramos del fuego,
escurrimos y dejamos enfriar a temperatura ambiente, para consumirlo
directamente o como acompañante de otros alimentos, añadido a sopas o en
preparaciones similares a las que hacemos con las pastas.
Pero lo más tradicional es tostar los granos
y molerlos para hacer una harina, que también podemos encontrar ya preparada en
el comercio. Con esta harina es posible hacer panes, bizcochos o galletas,
utilizándola como la harina de trigo o de maíz. También es posible mezclar
harinas de quinoa con trigo y de esta forma se consiguen masas de pan más
resistentes, al favorecer la absorción de agua. En los países andinos es muy
común mezclar la harina de quinua con leche o con queso, para acompañar platos
de huevos o carnes.
FUENTE: http://www.abc.es/
GRACIAS POR COLABORAR CON EL BLOG Tweets por @ELCAJONDENURIA
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