¿Cómo
desarrollaron su caparazón las tortugas?
Un
estudio publicado este jueves en la revista Current Biology añade nuevos datos sobre el
elemento más característico de las tortugas: su caparazón. Un análisis
concienzudo de los fósiles del reptil Eunotosaurus africanus, antecesor de las
tortugas moderas, ha permitido a los investigadores rellenar el vacío de
información existente entre ambos, de entre 30 y 55 millones de años, y
completar la información existente sobre este curioso armazón.
«El
caparazón de la tortuga es una estructura compleja, que comenzó a
formarse hace unos 260 millones de años, durante el período Pérmico»,
afirma Tyler Lyson, investigador de la universidad de Yale y del Smithsonian y
coordinador del estudio. «Tardó miles de años hasta obtener su forma actual»,
añade.
Al
contrario de lo que pueda parecer, el escudo de los quelonios no es una única
pieza ósea, sino que está formada por aproximadamente unos cincuenta huesos.
Además, las tortugas son el único animal cuyo caparazón está formado por la
fusión de huesos y vértebras, ya que en el resto de animales que cuentan con
algún tipo de escudo, éste está formado por escamas óseas en la superficie de
la piel.
«El
motivo de que no haya más animales con este tipo de estructura formada a través
del crecimiento y sutura de las costillas es que los mamíferos y
lagartos las necesitan para ayudar a ventilar los pulmones», dijo Lyson.
«Si un animal incorpora las costillas en una concha protectora, entonces usted
tiene que encontrar una nueva manera de respirar. Sin embargo, ¡las tortugas
encontraron la forma de hacerlo!, con la ayuda de una serie de músculos.
Hasta
hace pocos años, el caparazón de los fósiles de tortugas más antiguos conocidos
—de hace unos 215 millones de años— estaba ya totalmente formado, lo que hacía
difícil ver la secuencia evolutiva que había seguido. Esto cambió en 2008 con
el descubrimiento de un fósil de Chinese Odontochelys, un reptil de hace 220
millones de años que tenía el caparazón a medio formar.
Sin
embargo, el hallazgo del Eunotosaurus, que vivió en Sudáfrica 40 millones de
años antes, ha permitido añadir nuevos datos. El análisis de sus restos ha
desvelado que tenía nueve costillas y los músculos intercostales similares a
los de las actuales tortugas, aunque también importantes diferencias, como la ausencia
de grandes espinas en sus vertebras.
Lyon
afirma que de ahora en adelante su labor de investigación se centrará en
descubrir nuevos detalles del complejo sistema respiratorio de las tortugas.
«Queda claro que su mecanismo de ventilación está estrechamente ligado al
origen de su caparazón», sentencia.
Fuente:
http://www.abc.es/
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