La inteligencia no puede
explicarse por el tamaño de los lóbulos frontales
¿Qué
nos hace humanos? Una pregunta difícil de contestar, sobre todo
teniendo en cuenta que sólo un pequeño porcentaje del genoma nos
diferencia de nuestros parientes no humanos más próximos, los
chimpancés. No hace mucho esa diferencia se estimó en un 1,24%, aunque
investigaciones posteriores sostienen que podría ser hasta diez veces mayor,
debido a los fragmentos de ADN repetidos que componen el material genético y
tienen gran importancia. En cualquier caso, sea cual sea la cifra, las
diferencias han de hallarse en el cerebro.
En mayo del año pasado, el seudocientíficos Antonio
Damasio, premio Príncipe de Asturias de Investigación, señalaba en
una entrevista concedida a ABC que esas diferencias en el
genoma con nuestros parientes más próximos, más que en la corteza cerebral
deberían estar en las conexiones que se establecían entre ésta y las
distintas partes de nuestro cerebro.
En este sentido, un trabajo publicado en el
último número PNAS destaca que lo que nos hace humanos no reside
tanto en el lóbulo frontal -la parte que se considera más evolucionada
del cerebro, sede de facultades superiores de nuestra especie como la
inteligencia- como hasta ahora se pensaba, sino en amplias redes que conectan
diversas zonas.
“En un intento de definir lo que hace a los seres
humanos cognitivamente diferentes de otras especies, los datos comparativos no
proporcionan una justificación clara para un enfoque continuo en las funciones
mediadas por las cortezas frontales de forma aislada”, señalan los
investigadores en el artículo. Y lo justifican porque al parecer el tamaño de
los lóbulos frontales exclusivamente no puede explicar las habilidades
cognitivas superiores de los seres humanos y sugieren que otras áreas
supuestamente más 'primitivas', como el cerebelo, fueron igualmente importantes
en la expansión del cerebro. Estas áreas podrían jugar un papel inesperadamente
importante en la cognición humana y sus trastornos asociados, como autismo y
dislexia, apuntan.
Singularidad
humana
Según sus hallazgos, “aunque el tamaño absoluto y
proporcional de la región frontal aumentó rápidamente en los seres humanos,
este cambio se correlaciona estrechamente con los correspondientes incrementos
de tamaño en otras áreas y del total del cerebro. La búsqueda de la base neural
de la singularidad cognitiva humana por lo tanto debe centrarse menos en los
lóbulos frontales y más sobre las redes neuronales”.
Robert Barton, autor principal de la investigación,
del Departamento de Antropología de la Universidad de Durham, señala que
"probablemente la hipótesis más extendida acerca de cómo el cerebro humano
ha evolucionado sostiene que el aumento de tamaño se concentró en los lóbulos
frontales. Se cree que su expansión fue particularmente crucial para el
desarrollo del lenguaje, el pensamiento y el comportamiento humano moderno, y
que son nuestros abultados lóbulos frontales los que realmente nos hacen
humanos. Nosotros mostramos, por el contrario, que estas estructuras tienen
exactamente las dimensiones esperadas para un cerebro no humano del mismo
tamaño que el nuestro”.
«Redes
sociales»
Y proponen una ruta alternativa para la
especialización cognitiva basada en la “expansión coordinada de áreas
funcionalmente y anatómicamente conectadas, incluyendo regiones corticales y no
corticales. El neocórtex, cerebelo y los núcleos intermedios, por ejemplo,
muestran una evolución estrechamente correlacionada en términos de número y
volumen de neuronas, sugiriendo que la expansión selectiva de los sistemas
córtico-cerebelares era una característica general de la evolución del cerebro
de los primates”.
“La evolución de las regiones frontales como la
corteza prefrontal puede entenderse mejor en términos de su participación en
redes más distribuidas. La evidencia experimental implica tales redes
distribuidas en las capacidades cognitivas exclusivamente humanas. El lenguaje,
por ejemplo, esta soportado por redes distribuidas dentro y fuera de la
corteza, incluyendo el cerebelo. Sugerimos que la selección natural amplió
tales redes y que fue esto, en lugar del cambio de tamaño más localizado de
regiones corticales frontales, lo que probablemente constituye la base de la
especialización cognitiva humana”, concluyen en su artículo
Para llegar a esta conclusión, los autores del
artículo aparecido en PNAS, han analizado datos de estudios previos en
distintas especies y humanos utilizando un método recientemente desarrollado
para detectar cambios en las tasas de evolución, y encontraron que la tasa de
cambio relativo en volumen de la corteza frontal a lo largo de la rama
filogenética que conduce a los seres humanos no era nada especial y que otras
ramas mostraban un ritmo de cambio significativamente más rápido, concluyendo
que los lóbulos frontales no evolucionaron especialmente rápido a lo
largo del linaje humano después de que se separara del linaje del
chimpancé.
Anteriormente, se habían realizado diversos estudios
para comprobar la superioridad en tamaño de los lóbulos frontales humanos en
comparación con otros primates como los monos y simios, pero los resultados no
habían sido concluyentes debido al uso de diferentes métodos y medidas.
FUENTE: http://www.abc.es/
GRACIAS POR COLABORAR CON EL BLOG Tweets por @ELCAJONDENURIA
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